Construcción de la Iglesia 

Año 1770. SIGLO XVIII

La Parroquia de AGUILAR DEL ALFAMBRA coloca la primera piedra de su Iglesia parroquial, cuyo titular es San Pedro Apóstol.

Su construcción responde al siglo XVIII, de mampostería, con tres naves cubierta con bóveda de medio cañón con lunetos y arco triunfal de medio punto.

Sobre la puerta de la Iglesia consta la fecha de 1770.

Iglesia Antigua 

¿Qué lugar ocupó la Iglesia anterior a la actual? Porque alguna habría, y es de creer que estaría dentro del recinto del pueblo.

Parroquia de Aguilar

La Iglesia actual se terminó en el año 1770. Anteriormente el culto se tendría en algún lugar sagrado. Veamos; La ermita de Santa Catalina es del 1600, anterior a la Iglesia, pero no puede ser la parroquial por la gran distancia que la separa del pueblo.

La ermita del Santo Cristo corresponde al 1800, como posterior a la Iglesia queda descartada. La de la Virgen de la Peña es anterior, pero queda excluida como la más lejana del pueblo. Nos queda la de Santa Celestina, también del 1800, por tanto posterior a la Iglesia.

Multitud de veces el enigma, la clave de un asunto, de un hecho, o de un acontecimiento, está en una frase o en una palabra. Y aquí se confirma la regla de lo expuesto.

En el Inventario Artístico de Teruel y provincia, de Santiago Sebastián, año 1974, al mencionar en unas líneas la ermita de Santa Celestina de Aguilar, dice: «…parece construida en el siglo XVIII sobre restos de otra anterior.» y aquí, señores, está la clave. Esta «otra anterior» es, sin duda, la Iglesia Antigua y «al fundarse la actual se reconstruyó aquélla, quedando como ermita y bajo la advocación de Santa Celestina.

Parroquia de Aguilar

Aquella Iglesia antigua -Santa Celestina- es de suponer que carecería de torre y tendría más bien una espadaña.

Pero lo que no podía faltar era el Cementerio, y Parroquial, por supuesto.
¿Dónde estaba ubicado? La respuesta es clara. Si los Cementerios Parroquiales, normalmente, se hallaban junto a las Iglesias, este Cementerio ocuparía alguna de las eras circundantes o limítrofes a ella.

Posteriormente, exhumados y trasladados los restos humanos, con la autorización previa del Obispado, al nuevo cementerio de la Iglesia actual, el recinto anterior quedaría libre del carácter sagrado.

No es de fe esta hipótesis, pero sí muy ajustada a la realidad, al observar y estudiar la historia de otros pueblos en semejantes circunstancias.

Iglesia Parroquial 

La Iglesia de Aguilar está situada en lo alto del pueblo, en su centro.
Su construcción responde al siglo XVIII, de mampostería, con tres naves, cubierta con bóveda de medio cañón con lunetos y arco triunfal de medio punto. Coro en alto. Su alero de ladrillo rojo y curvado responde a su magnitud. Mide 575 metros cuadrados.

Sobre la puerta de la Iglesia consta la fecha de 1770.

PRESBITERIO. Tiene un retablo pequeño del siglo XVI, con tablas que representan a Santa Catalina, San Pedro, San Pablo y e1 Ecce-Homo. Este pequeño retablo es un fragmento del artístico retablo existente en la ermita de Santa Catalina, que desapareció en la Contienda Civil.

Iglesia Aguilar del Alfambra

TORRE. Está adosada en la parte del Coro, en el lado de la Epístola, y guardando línea con el Pórtico. Tiene tres cuerpos de mampostería y cantería, mostrando empotrados dos bajos relieves, al parecer del siglo XVI -uno alusivo a San Cristóbal-.

Los ventanales, con arcos de medio punto, sostenían tres sonoras campanas y un campanico. Sus nombres eran: María Cruz, Catalina, María y Perico.

Desaparecieron en la Contienda Civil, excepto una, y por cierto perdió su sonoridad al ser atravesada por varios balazos.

Campanario Aguilar del Alfambra

Este cuerpo acusa el paso de los años, ya que sus piezas han sufrido un enorme desgaste, motivado por las condiciones desfavorables del clima, propias de esta fría sierra.

En los años 1981-82 fue reparado el Capitel por estar totalmente desmoronado.

Nada nos dice la Tradición de las posibles reparaciones de la Iglesia, en el correr de los aros. Pero sí sabemos que a principios de siglo, concretamente en el año 1914, fue reparado el Coro. Posteriormente, en el aro 1926, lo fueron sus tejados.

Pero los años no pasan en balde y van dejando huella en todos los seres de la creación, sobre todo en los construidos por el hombre. Por eso la Iglesia, una vez más, amenazaba ruina y en los años 1963-65 fue reparada de nuevo, sufriendo una gran transformación. Los tejados quedaron totalmente nuevos, Y las gruesas vigas de madera fueron sustituidas por un moderno entretejido metálico que, aparte de restar peso, garantiza su conservación durante muchos años.

Se han reparado grandes lienzos de pared y algunos tramos de alero. Han quedado consolidadas las sacristías. Así mismo, la bóveda se ha hecho nueva en su totalidad. Una hermosa cancela de madera ocupa el sitio de la anterior. La Pila Bautismal, situada junto a la escalera del Coro, ha sido emplazada en la última capilla en el lado del Evangelio. Es hermosa y litúrgica. La mesa-altar ocupa el centro del presbiterio, para celebrar de cara al pueblo. Es de piedra artificial y sobre ella está un pequeño Sagrario. La baldosa antigua del pavimento ha dado paso a la de cemento en colores. La instalación eléctrica va empotrada en los muros y columnas. Las mesas de los altares, sin gusto ni arte, han desaparecido. En fin ha quedado una Iglesia, digna del Señor y del pueblo, ya que éste no regateo esfuerzo alguno ni sacrificio, en su reconstrucción.

La aportación personal prestada se calculó en trescientas mil pesetas.
La Junta Nacional de Reparación de Templos, a través de la Diocesana, ha invertido sobre un millón de pesetas.

Terminadas las obras, el Sr. Cura D. Isidoro Julve, Encargado de la Parroquia, de acuerdo con las Autoridades Eclesiásticas Diocesanas, fijaron la fecha de 29 de Agosto de 1965 para la bendición de la misma.

Intentar describir la riqueza contenida en la Iglesia de Aguilar sería empresa imposible de realizar. Fue labor de muchos años y fruto del desprendimiento generoso de nuestros antepasados, que fueron dejando en ella retazos de su vida y de su acendrada fe.

Sus capillas ostentaban ricos retablos, de estilo barroco y renacentista. ¿Y qué diremos del suntuoso y rico retablo barroco, que cubría el ábside del Altar Mayor? Ante él pendían dos grandes arañas con catorce luces cada una, las que iluminaban todo el presbiterio.

Dignos de mención son también los varios lienzos y cuadros que colgaban de las paredes, obras de gran mérito que artistas consumados habían plasmado y cuya fama había de ser imperecedera. Alabanza merecen aquellas imágenes en talla que el cincel del artista había perfilado dándoles expresión y vida. En sus relieves y sombras aparecían el arte, el estilo de la época y el sentido religioso, que satisfacían las exigencias de piedad del pueblo fiel. Por eso, ante ellas caían de rodillas para musitar una oración y suplicar una gracia. Colocadas en las hornacinas y repiés de los retablos los embellecían, aumentando su riqueza y grandiosidad.

Talla parroquia Aguilar del Alfambra

El artista había sabido imprimir en sus rostros las virtudes que las había llevado a los altares. Los símbolos que los adornaban hablaban de su vida, poder y milagros. Recordemos la expresión de penitencia de San Antonio Abad; la compasión de los Santos de la Piedra; la intrepidez y potestad de San Pedro; la dulzura del Corazón de Jesús; la valentía y testimonio de San Juan Bautista; la mirada amorosa y pura de la Inmaculada; el desprendimiento y caridad de San Roque; la Súplica de la Virgen del Rosario; la esperanza en la Virgen del Pilar; el sufrimiento en la Virgen de los Dolores; la pureza de Santa Catalina; la humildad de Santa Celestina y la fe en los ojos velados de Santa Fe.

Terminada la Guerra de Liberación, la piedad de los fieles fue donando a nuestra Iglesia otras imágenes para que ocupasen el sitio de las desaparecidas. Pero qué distintas. Dada la penuria de aquellos años, la Iglesia autorizó la compra de imágenes a base de escayola y cartón- piedra, en las cuales no hay arte ni sentido religioso. Sin embargo, alabanza merecen esas familias que regalaron las actuales.
Únicamente la Virgen de la Peña y la Dolorosa son en talla.

Siguiendo las normas del Concilio, hay que procurar que las nuevas imágenes sean en talla, aunque para ello haya que esperar años, acumulando donativos de personas piadosas.

Las actuales de nuestra Iglesia son: San Antonio, Santa Celestina, San José, San Pedro, la Purísima, el Corazón de Jesús, San Roque, La Virgen del Pilar, Santa Catalina, la Dolorosa, San Juan y San Isidro Labrador.

Aguilar también poseía ricas alhajas repujadas en oro, plata y piedras preciosas. Eran éstas: 2 custodias, 5 cálices, 2 cruces procesionales y un crucifijo. Así mismo, 6 andas, un magnífico órgano, un facistol y 4 estandartes.

El estandarte blanco estaba dedicado a San Juan. El morado a San Antonio.
El rojo a los Santos Mártires y el verde a San Roque.

Entre las vestiduras sagradas sobresalían tres ternos recamados en oro y plata, con sus magnas capas. Digno de mención es también su rico palio bordado en seda. Dejo de consignar la gran cantidad de objetos destinados al culto divino, como casullas, albas, cíngulos, roquetes, misales, manteles, crismeras, libros litúrgicos… que llenaban el amplio calage y armarios. Actualmente, existe lo necesario paro el culto, pero jamás tendrá Aguilar la riqueza que poseía.

La sillería, a todo lo largo del coro, era artística, con figuras en relieve y en madera de nogal. La balaustrada hacía juego con la Sillería y en su derecha había un gran armario para los libros litúrgicos. El facistol ocupaba el centro del coro y, aunque era monumental no tenía gran valor artístico.